Lo más destacado de Acinipo son los restos del teatro romano, uno de los más antiguos y mejor conservados de la península ibérica.
Hay que reconocer que no alcanza la espectacularidad de otros que han sido restaurados, como el de Mérida, pero es de los pocos en los que puedes ver en pie el frontón de la escena, y la grada casi al completo.
Es el monumento romano más imponente de toda la comarca de Ronda, declarado monumento histórico - artístico en 1931 y Bien de Interés Cultural en 2011.
Aunque hace 2000 años fue una de las ciudades romanas más importantes de la zona, se ha excavado muy poco, por lo que, con el tiempo, si las campañas arqueológicas continúan, irá amplificando su importancia turística.
Hoy día, además del teatro, también puedes ver restos de una vivienda romana, de las termas, de la muralla y la base de algunas pocas cabañas de la gran ciudad ibera que existía previamente, y de la que toma su nombre.
Y es que Acinipo, antes que romana fue ibera, turdetana, tartesia con una clara relación con los comerciantes fenicios de la costa y anteriormente estuvo habitada desde el Neolítico.
Por ello, recorrer las actuales ruinas de Acinipo supone visitar uno de los principales hábitats humanos desde el momento en que nuestros antepasados decidieron asentarse por estas tierras.
Y junto al teatro, en la zona más alta, alucinarás con una de las panorámicas más grandiosas de la Sierra de Grazalema y las zonas colindantes. Una de las razones por las que nuestros ancestros eligieron este estratégico promontorio.
Acinipo se ubica en el término municipal de Ronda (Málaga) muy cerquita de Setenil de las Bodegas (Cádiz).
Las distancias a los principales puntos de interés son por carreteras provinciales en buen estado de un carril por sentido, pero no hay autovías cerca:
- A 9 km (15 min en vehículo) de Setenil de las Bodegas.
- A 16 km (25 min en vehículo) de la Sierra de Grazalema.
- A 21 km (28 min en vehículo) de Ronda.
- A 81 km (1 h 29 minutos aprox) de Marbella.
- A 104 km (1 h 37 minutos aprox) de Málaga.
La visita es gratuita y de libre recorrido, aunque el acceso está controlado y debes pasar por taquilla.
Desde que llegas, llaman la atención los innumerables montones de piedras organizados y esparcidos por toda la finca.
Las piedras son restos de los edificios de la histórica ciudad y los amontonamientos los crearon los campesinos para limpiar el terreno y poder cultivarlo y utilizarlo para que paste el ganado.
Se denominan “majanos” y se hicieron hasta 1970 en que el Estado compró los terrenos para protegerlo como sitio arqueológico.
La pequeña meseta elevada o mesa donde se ubica tiene una pequeña pendiente, por lo que la ciudad estaba dispuesta en terrazas artificiales escalonadas.
El acceso es por la parte baja y vas subiendo hasta el teatro, en la vertiente más elevada.
Aunque hay desnivel, no es pronunciado y se recorre cómodamente.
En realidad, la ciudad romana no ocupaba toda la finca que ves, si no solo una parte antes de llegar al teatro.
No hay un recorrido delimitado, pero la ruta lógica para visitar los principales lugares de interés es la siguiente:
Nada más pasar la puerta del yacimiento, a mano derecha (justo en sentido contrario al teatro), podemos ver los restos de algunas cabañas de la gran ciudad pre-romana.
Las circulares son las más antiguas, de los siglos IX y VIII a.C.
Eran las típicas viviendas de los indígenas del sur de la península de esta época, con una única estancia, zócalo de piedra, muros de adobe y techo vegetal de forma cónica formado con ramas y paja.
Como curiosidad, fuera de la puerta tienen un suelo empedrado, restos de lo que debía ser un porche previo a la entrada.
También hay algunas casas rectangulares con esquinas redondeadas.
Y de época posterior, ya bajo fuerte influencia fenicia, aparecen encima unas de planta rectangular de mayor tamaño, con varias estancias.
Aunque de la época prerromana solo pueden verse estas cabañas y los restos de la muralla, conviene tener en cuenta que la ciudad ibera era muy grande, casi tan importante como la romana posterior.
Y como la romanización fue pacífica, no hubo guerras ni destrucción, los latinos adaptaron el urbanismo existente ibero para adaptarlo a su cultura, inlcuida la importante muralla con sus diferentes torres.
Subiendo por el sendero hacia el teatro puedes ver la planta y parte de los muros de una de las casas de clase alta (domus) de la ciudad romana.
Se pueden distinguir parte de los muros de diferentes estancias, pero el suelo está cubierto de tierra.
En una primera exploración se pensó que era el foro de la ciudad, pero tras las excavaciones de 2005 y 2007 se confirmó que era una gran domus altoimperial del siglo I d.C.
Está construida en dos plantas, aprovechando la pendiente, cada planta es planta calle.
El piso superior, dedicado a la vivienda, tiene su salida por la parte superior de la pendiente y el piso inferior (cocina y almacenaje) da a la parte baja de la pendiente.
Contaba con un estanque y un lararium o altar que se excavó pero se descompuso con el tiempo.
Este altar conservaba restos de estuco de colores azul, rojo y amarillo con una pintura dedicada a los dioses “Lares”, o protectores del hogar.
En los pequeños restos de paredes se conservan algunas pinturas de motivos geométricos con colores rojos, verdes y amarillos.
Sobre el siglo VI fue reutilizada para actividades de tipo artesanal.
Construido a mitad del siglo I a.C., es uno de los más antiguos y mejor conservados de la península ibérica.
Se calcula un aforo de unas 2.000 personas.
Lo que más llama la atención, ya desde la lejanía, es que se mantiene la escena con toda su altura y esplendor. El escenario más completo que se ha recuperado de la antigua Hispania.
Además, se conserva el graderío (cavea) semicircular tallado en la roca caliza y que sirvió de cantera para el material del escenario.
Se piensa que en la parte superior las gradas eran de madera.
Se conservan los pasillos de acceso a la orchestra, que estaba decorada en caliza y marmol rosa.
En realidad el teatro está ubicado fuera de lo que era la ciudad romana, algo que llama mucho la atención.
Primero se intentó levantar en una zona interior de la urbe, y se llegó a excavar para construirla, pero era una zona fácilmente inundable cuando llueve, de hecho se forma una laguna, por lo que se descartó y finalmente se decidió construir fuera de la ciudad, en una zona más alta donde se ubica ahora.
Más que por una necesidad reclamada por los habitantes de la ciudad, en su mayoría iberos, la propia construcción del teatro y su planificada espectacularidad era una herramienta de propaganda de Roma para cautivar a los autóctonos.
Por ello su vida fue corta, y a finales del siglo II ya no se utiliza, pero ha logrado su objetivo de ganarse el favor y la admiración de la población local.
Con la conquista musulmana, los nazarís del Reino de Granada levantaron una torre de vigilancia para controlar la frontera frente al ejército cristiano en la misma cavea (la grada), pero no duró mucho tiempo, hasta el siglo XV.
Desde el teatro queda muy cerca la parte más alta de la mesa donde se asienta la ciudad, que es un mirador natural de toda la zona.
Puedes ver Cádiz (de frente), Málaga (donde te encuentras y a tu izquierda y espalda) y Sevilla (a tu derecha algo lejos).
En frente del teatro desde el mirador verás el pueblo blanco de Grazalema y la sierra que lleva su nombre.
Construidas entre el siglo I a.C. y el siglo I d.C., aunque fueron modificadas y ampliadas más tarde.
Se estima una superficie total de unos 500 m2.
Solo se ha excavado una parte, pero se han confirmado diversas estancias:
- La palestra porticada (o patio rodeado de columnas para gimnasia o determinadas actividades deportivas), de unos 200 m2, y otras habitaciones y conducciones de agua.
- Castellum aquae, donde se almacenaba el agua para su uso.
- Frigidarium o zona fría, donde se encontró una pileta.
- Tepidarium o zona templada.
- Caldarium o zona caliente, con su hypocaustum debajo para calentar.
También aparecen tres grandes piletas que durante 25 años se interpretaron como piscinas, pero desde la campaña de 2005 se piensa que son las cisternas que proporcionaban el agua.
En algunas paredes se han descubierto restos de pinturas polícromas.
Su ubicación es estratégica, y se debe a que es uno de los pocos puntos de la mesa donde el agua del acuifero inferior sale a la superficie a través de un manantial.
Este agua se almacenaba en la cisterna y de aquí daba servicio a las piscinas.
Dada la altitud existente, no eran factibles grandes vías de abastecimiento de agua, por lo que debía obtenerla exclusivamente del acuífero del interior de la mesa y de las lluvias.
Pero la cantidad de líquido elemento que puede proporcionar la capa freática en este lugar se estima insuficiente para una instalación como esta, para el número de habitantes de una urbe de este tamaño, de unos 2.000 habitantes máximo.
Por ello se canalizó agua de otros puntos, posiblemente pozos, con tuberías de plomo y se duplicó la capacidad de las cisternas.
La construcción de estas termas sin suficiente caudal que garantice el servicio refuerza el argumento de que muchas de estas edificaciones identitarias de Roma son más un medio para lograr la rápida asimilación de la población oriunda que para prestar un nuevo y no solicitado servicio a la ciudadanía.
A mediados del siglo III, cuando el imperio vive una crísis y además se produce un traspaso de la vida de las ciudades a las villas de campo, las termas de Acinipo son abandonadas y expoliadas, y se reutiliza el edificio con otros usos, como taller de vidrio.
Aunque si no te fijas no te das cuenta de que existen (por razones como esta conviene hacer la visita guiada gratuita que verás más abajo), pueden verse algunos lienzos de la muralla que envolvía la ciudad, con la planta de unas pocas torres circulares y cuadradas.
Según parece, los muros eran de gran tamaño.
También si te indican dónde está, puedes llegar a ubicar e imaginar la puerta sur de la villa.
Aunque no pueden visitarse, se han localizado dos zonas de enterramientos que comenzaron a utilizarse en el siglo IV a.C., con la población ibera, hasta primeros después de Cristo.
De una de ellas se han extraído 42 urnas con cenizas y se ha rescatado un cuerpo inhumado.
Los ajuares que acompañan los enterramientos incluían espejo y pinzas de bronce, agujas de hueso, cuentas vítreas, recipientes cerámicos, ungüentarios, platos pintados, finos vasos…
Estas necrópolis se sitúan en las entradas de la ciudad, una puerta estaba al norte y otra al sur.
También extramuros se ha localizado una zona industrial o productiva con varios hornos cerámicos.
Es lógico que cuando el ser humano comenzó a asentarse de forma “permanente” en unas zonas concretas, en el periodo llamado Neolítico, eligiese un lugar como este.
Se trata de una mesa elevada unos 999 metros sobre el nivel del mar, que permitía un control estratégico del territorio, con un acuífero subterráneo que desagua en varios manantiales, en una zona de tierras fértiles, y con recursos cercanos muy preciados como yacimientos de hierro, cobre y plomo, piedra para construir, arcilla de gran calidad, mármol…
Además, era una vía de comunicación entre la costa, el Valle del Guadalquivir y el interior de las montañas béticas.
De hecho, en época romana servía de nexo de unión entre las poblaciones de Ilipa Minor (en la provincia de Sevilla pegada con Málaga) y Carteia (en la bahía de Gibraltar).
La primera presencia humana se data en torno al III milenio a.C. y continúa durante el II milenio, pero se abandonó durante largo tiempo hasta que se vuelve a habitar a principios del I milenio a.C.
Del II milenio no hay construcciones, pero sí del II, aunque no se han desenterrado todavía.
En el siguiente estrato se excavaron 5 cabañas, 2 de planta circular de unos 5 m de diámetro con un curioso porche empedrado, y 3 de planta rectangular, de unos 3 x 2 m de espacio interior, datadas entre el 820 a.C. y el 690 a.C.
Todas con un hogar en el centro del habitáculo, puertas de 1 m de ancho orientadas al sur.
El poblado en esta época era muy amplio, de unas 10 hectáreas, y con una gran actividad económica.
Aquí ya aparece la incipiente influencia de los fenicios, con los que los autóctonos habían establecido contacto y comercio desde que se asentaron en la costa, en Los Castillejos de Alcorrín (Manilva) y Cerro del Prado (San Roque).
Entre los objetos encontrados había ánforas de tipo fenicio con restos de pescado en salazón.
También se excava un edificio diferente, rectángular con esquinas redondeadas, de unos 5 x 2,5 m.
Pero también se descubren cerámicas importadas estilo Cogotas I, de la cultura celta de los vetones de la zona de Ávila y alrededores.
De estas cabañas indígenas se evolucionó a casas con diferentes habitaciones cuadrangulares, datadas en el VII a.C., de clara influencia del Mediterráneo oriental.
Aquí ya la mayoría de la cerámica es creada a torno, técnica que introdujeron los fenicios y no se conocía antes en la península. En este momento ya se aprecia la fusión de lo indígena con la cultura fenicia o cananea.
Posteriormente vuelven a construirse cabañas circulares.
Sobre el siglo VI se abandona Acinipo de forma brusca y se crea un poblado fortificado 3 km más al sur, en Silla del Moro.
De esta época se han encontrado numerosas puntas de flecha en asentamientos de la zona y se ha constatado el reforzamiento de la propia muralla de Silla del Moro, lo que lleva a pensar que fue una época de enfrentamientos bélicos.
A mediados del V a.C. se abandona Silla del Moro y se vuelve a ocupar Acinipo por parte de una cultura ibérica turdetana.
En el año 77 Gayo Plinio Secundo (Plinio El Viejo) habla de Acinippo como ciudad de la Hispania Bética en su Historia Natural, Volumen III, 4, que trata sobre la Geografía del Mediterráneo.
En el siglo II, el geógrafo (además de astrónomo, astrólogo, matemático y químico) griego Claudio Ptolomeo incluye Acinippo en su Geographia como población de la Baeturia celticorum, la bética céltica prerromana.
Por tanto, ambos la ubican dentro de la cultura céltica, pero con esto hay disparidad de opiniones: ¿eran celtas o tartésicos?
Algunos arqueólogos apoyan esta influencia céltica pero otros afirman que es tartésica o, sus supuestos herederos, los turdetanos.
En la vecina ciudad de Ocuri (también ciudad prehistórica conquistada por los romanos, junto a la actual Ubrique) el arqueólogo Guerrero Misa afirmó haber encontrado restos celtas.
Pero en las excavaciones en Acinipo y Arunda (Ronda) lo encontrado es plenamente tartésico, los pocos objetos célticos encontrados se consideran importaciones.
La integración romana de esta zona de la Serranía de Ronda y alrededores debió de ser pacífica, con acuerdos con las élites locales, que mantuvieron su poder.
De hecho, el urbanismo se altera poco, solo para adaptarlo al concepto romano de ciudad, aunque sí se construyen nuevas edificaciones sobre las nativas “oppidum” (término romano para designar ciudades amuralladas en lo alto de montañas).
Se levantan el gran teatro, las termas y el foro (todavía no localizado), sobre todo como elementos de propaganda del poder romano para “ganarse” a los autóctonos.
En la zona, la civitas romana más importante es Acinipo, mucho más que Arunda (la actual Ronda).
La ciudad plenamente romana en Acinipo data del siglo I a.C. y su momento más importante fue en los siglos I y II.
Los arqueólogos han estimado una población en la época romana de unos 2.000 habitantes como máximo.
Se le confiere el reconocimiento de ser municipio romano y la facultad de acuñar moneda propia, privilegio exclusivo entre las ciudades de la zona.
Estas monedas presentan en su cara un racimo de uvas y en su cruz el nombre de Acinipo inscrito entre dos espigas de trigo, lo que lleva a pensar que dos de sus principales actividades económicas serían la del vino y la del cultivo de cereales.
También aparece en algunas monedas el nombre del edil (alcalde) de la ciudad de un momento dado: Lucius Folceniu, que era de origen itálico, se cree que etrusco.
En el siglo III comienza su declive, coincidiendo con la grave crisis que sufrió el Imperio Romano en esta centuria y el trasvase de mucha población al campo, ganando importancia las villas romanas que gestionaban tierras a su cargo.
Se dejan de utilizar los edificios públicos, como el teatro y las termas, y se expolian parte de sus materiales de construcción para usarlos en otros edificios.
La actividad pierde importancia y la anteriormente predominante Acinipo cede protagonismo a la vecina Arunda.
En torno al año 300 o 324, en el primer concilio cristiano en la Hispania Bética, el de Ilíberis (la actual Granada), acude el presbítero de Acinipo (llamado León), por lo que parece que la ciudad sigue vivita y coleando.
Pero en el siglo VI y VII Acinipo es abandonada y desmantelada definitivamente.
A partir del siglo XVI, muchos cronistas atestiguan que las ruinas de esta mesa todavía conservan numerosos edificios, en ruinas, pero al menos muchas más edificaciones de las que podemos ver hoy, y restos de monumentos con inscripciones.
En 1609, Diego de Maraver escribe al historiador y anticuario Bernardo José de Aldrete Passadas describiéndole las ruinas, y afirma que tiene un edificio “de los insignes” que hay en España y que hay que visitar, con paredes altísimas de piedras labradas de buena cantería (la pared del teatro cuando solo había excavada una parte del graderío), grandes tramos de muralla, muchas antiguedades, mármoles de jaspe, piedras inscritas y numerosas monedas de plata y de cobre.
Algunos autores la reconocen como la ciudad de Acinipo, que conocían por los textos de Plinio el Viejo, Claudio Ptolomeo y las monedas encontradas en las proximidades.
Pero en el XVII fue el anticuario y abogado rondeño Macario Fariña del Corral quien asoció definitivamente Acinipo a la mesa de Ronda la Vieja al encontrar aquí un gran pedestal escrito de la época romana nombrando a la ciudad y numerosas monedas también con el nombre de Acinipo.
Fariña describe la existencia de 3 templos, uno de ellos de gran tamaño y con suelo de losetas de mármol de jaspe, y de más de 100 pedestales y lápidas con epigrafías.
En una obra póstuma de 1832, el historiador y anticuario Juan Agustín Ceán Bermúdez dice que en Acinipo “se conservan grandes vestigios y paredones de edificios públicos, bustos y fragmentos de estatuas, de columnas, frisos y arquitraves, aras y pedestales”, como un enorme pedestal que indicaba la existencia de un gran templo dedicado al dios Marte, y explica que muchas piezas de los antiguos edificios son desmantelados y llevados a otros lugares próximos para construir o decorar, especialmente a Setenil de las Bodegas y a Ronda.
Antonio Madrid Muñoz, cronista de Ronda, escribe en 1913 a la Real Academia de la Historia: “…de Acinipo tiene que decirse es una ciudad destrozada, mejor dicho, despedazada, pero es tan estética la belleza de sus restos, que aún conmueve; porque es indudable que el gusto artístico no fue en ella una aparición fugaz ó de época, sino que vivió y convivió con Acinipo hasta su último latido”.
Describe algunos lugares donde se han reutilizado las piezas arqueológicas de Acinipo, como en la portada del Ayuntamiento viejo de Ronda, que fue decorado con “las grandes aras del Templo de Marte”.
Son numerosos las excavaciones ilegales y los robos de este patrimonio público para vender las piezas.
En 1960, el arqueólogo Eduardo Ortega describe la muralla con hasta 5 torres ruinosas, y afirma que a principio de siglo se encontró un verraco ibérico de granito que se llevó a los jardines de la Casa del Rey Moro en Ronda.
No se sabe desde cuándo, pero los agricultores de la zona levantaron dos casas de campo e hicieron hueco en la tierra para la siembra de cereales de secano y garbanzos creando los curiosos montones de piedras que inundan la parcela.
Por lo que vemos, los restos de la antigua ciudad de Acinipo incluían un mayor patrimonio del que posee actualmente, y desde su abandono fue esfumándose sin control.
En 1967 se inician las primeras excavaciones en el teatro romano y a finales de los 70 se compran los terrenos.
A partir de este momento se gestiona el yacimiento para intentar acabar con el abandono, el expolio y la degradación.
El nombre de Acinippo aparece en las monedas y en una inscripción, ambas de época romana y desenterradas en la zona, también en textos de Plinio el Viejo (año 77) y Claudio Ptolomeo (siglo II), y en el primer concilio cristiano en Iliberri (año 300 o 324).
Según aparece en Wikipedia (no he encontrado información científica, contrastada y documentada al respecto), el término Acinippo puede provenir de la lengua tartesia.
Así, “acini” se podría traducir por “los habitantes del picacho”, e ippo como “ciudad”, por lo que Acinippo significaría la “ciudad de los habitantes del picacho”.
Por su parte, para los romanos el nombre turdetano de Acinipo lo pudieron asociar con la elaboración de vino, tan importante en esta zona, ya que en latín “acini” se puede traducir por “racimo de uvas”. Y en las monedas que acuñaron en esta ciudad la representan efectivamente con un racimo de uvas.
En muchas webs, incluso oficiales, verás que a Acinipo se la llama Ronda la Vieja, interpretando que Acinipo es el primer asentamiento de la posterior Ronda.
Esto ya se decía desde Ambrosio de Morales, cronista y arqueólogo de la corte del rey Felipe II en el siglo XVI.
Pero no es cierto.
Ambos asentamientos, Acinippo y Arunda, coexistieron desde el tercer milenio a.C.
Hasta el siglo V o VI Acinippo era más importante que Arunda y, cuando Acinipo se abandona, gana importancia Arunda.
En el mundo académico se aprovecha esta terminología para separar fases: se denomina Ronda la Vieja a la mesa donde se ubica y a las fases pre ibéricas que allí se han excavado, y Acinipo a la ciudad íbera y romana.
El horario varía según la época y lo publican cada mes en su cuenta de Facebook.
En temporada alta abre de miércoles a domingo, de 9 a 14:30h, pero conviene que confirmes su horario con tiempo.
Se permite el acceso hasta 45 minutos antes del cierre, después no podrás entrar.
La entrada es gratuita, no hay que pagar ningún precio por entrar.
No obstante, hay una taquilla donde se obtiene el ticket para acceder y así poder tener cierto control y contabilizar el número de visitantes.
Puedes verlo todo en 1 hora aproximadamente.
Y si solo quieres ver el teatro e irte puedes hacerlo en unos 30 minutos.
(Somos muy respetuosos, solo te enviaremos emails cuando tengamos algo bueno que enseñarte)
En las ruinas de Acinipo apenas hay información, por lo que la mejor forma de visitarla y descubrir todos sus secretos es de la mano de un guía experto.
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En principio son los domingos a las 10 h, pero consulta su horario en el enlace de Civitatis.
Aunque por la lógica del calendario laboral la mayoría de viajeros pueden venir a esta zona en julio y agosto, la verdad que es mejor en el resto del año.
Sin duda la mejor época para visitar Acinipo y toda la zona es primavera.
En primavera todo lo envuelve un verde precioso que no verás en otro momento y la temperatura es de lo más agradable.
También es buen momento en otoño por el clima templado, aunque el paisaje no luce verde y frondoso como en primavera.
En invierno también es buena fecha, aunque al estar tan elevado si hay viento serrano puede llegar a hacer frío.
En verano depende de la temperatura. En junio, julio y septiembre suele hacer calor pero agradable y soportable.
Pero en agosto el calor aprieta, no hay sombras y si hay mucha afluencia el parking se queda pequeño.
Si tienes que venir en agosto te recomendamos a primera hora.
Algo esencial a tener en cuenta son las fechas y horas de apertura, ya que no abre todos los días ni a todas horas.
Dado que no existe un horario establecido de antemano para todo el año, te recomendamos consultarlo previamente con la Oficina de Turismo de Ronda: 952187119.
Acinipo se encuentra entre Ronda, Setenil de las Bodegas y la Sierra de Grazalema, un triángulo estratégico para encontrar hoteles, apartamentos y casas rurales con encanto.
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En la misma puerta del yacimiento hay espacio para aparcar, exterior y gratuito.
Para llegar a Acinipo no hay medio de transporte público ni visitas guiadas que incluyan traslado desde otros destinos.
Por lo que te quedan dos opciones:
Alquilar un coche o una furgoneta te proporciona una gran libertad de movimientos y de horarios.
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- Taxis en Setenil de las Bodegas: 637413597 y 652142176.
- Taxis en Ronda: Taxi Ronda (606986666 - 952877573), Ronda Taxi 13 (665664863), Rafael Almario (696017675 - www.rondataxi.es), Minibuses Ronda (609286110 - 659455516— www.minibusesronda.com), Taxi 12 Ronda (654561039).
Por supuesto, Acinipo es completamente apta para ir con niños.
Además, el espacio a recorrer no es muy largo y la visita no dura mucho, por lo que tampoco les dará tiempo a cansarse.
Al estar en mitad del campo con algunas ruinas, muchos montones de piedras y el teatro romano sin vayar, conviene no perderles de vista.
Si es un día caluroso, ten en cuenta que no hay sombras, por lo que se hace esencial la crema solar, gorra y agua.
Y si es un día fresco, ten en cuenta que estás en lo alto de un cerro frente a una sierra, por lo que si hace viento puede refrescar.
Al tener que caminar por el campo con una ligera pendiente con piedras y alguna roca no es apto para personas con movilidad reducida.
Además no hay bancos donde descansar ni zonas de sombra donde resguardarse.
No, solo pueden acceder perros-guía que acompañen a personas con deficiencias visuales.
No, tal y como indican, no está permitido introducir equipos voluminosos o trípodes para cámara, ni el vuelo de dron salvo con finalidad científica, previa autorización de la Delegación Territorial de Cultura, Turismo y Deporte en Málaga.
Sí, en la entrada hay un cuarto de baño público y gratuito.
Ten en cuenta estas recomendaciones:
- En verano hace bastante o mucho calor, la radiación solar es muy alta y apenas hay zonas de sombra, por lo que conviene llevar crema solar, gorra y agua.
- En la zona más alta (donde el teatro) hay un gran cortado, por lo que debes tener cuidado y no asomarte más de la cuenta por riesgo de caída, especialmente cuando hay viento.
- Si llueve o ha llovido mucho habrá barro y, al estar en pendiente, puede ser arriesgado por resbalones.
- No toques las rocas ni te subas a los montones de piedras que hay por todas partes, además de respetar el patrimonio, ten en cuenta que estás en el campo y puede haber escorpiones y serpientes.
- Aunque parezca increíble, hay ganado pastando en el yacimiento. No te acerques ni les des comida.
- Por supuesto, no cojas ni dejes nada. En la entrada hay papeleras y cuartos de baño públicos y gratuitos.
Pocas son las apariciones de este histórico lugar en la cultura o el arte.
En 1978, el director Mario Camus incluyó las ruinas de Acinipo en el episodio “El indulto” de la serie de Televisión Española Curro Jiménez.
En este capítulo el bandolero rodea a caballo el exterior del teatro y se sienta a negociar con un ministro del rey en lo alto del acantilado, con la maravillosa Sierra de Grazalema de fondo.
En 2020, el reconocido dj malagueño Marino Canal rodó en video para la prestigiosa revista británica DJ MAG una sesión de música electrónica desde el escenario del teatro de Acinipo.
Puedes verla y escucharla en Youtube.
Oficina Municipal de Turismo de Ronda: 952187119.
Oficina de Turismo de la Junta de Andalucía en Ronda: 952871272.
Junta de Andalucía. Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte, Málaga: 951041400 – 951041452.
Esta es una de las áreas más solicitadas del interior de Málaga y de Cádiz, así que no te arriesgues a que te quiten ese alojamiento con encanto que buscas.
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> LA CUEVA DEL TESORO, en Rincón de la Victoria: la única cueva de origen submarino de Europa y una de las tres que se conocen en el mundo, muy cómoda de recorrer y con una colorida laguna interior impresionante.
Fotos: Iñigo Quintanilla (Best Rural Spain).
BIBLIOGRAFÍA:
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TESAURUS Patrimonio Cultural de España. “Toponimia histórica: Acinipo”. www.tesauros.mecd.es.
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