“Solete” de la Guía Repsol.
Precio aprox: 27-44€/persona (sin bebida).
De junio a octubre: abre todos los días excepto el miércoles.
Resto del año: abre fines de semana, festivos y Semana Santa.
Accesible para sillas de ruedas: Sí.
Comida sin gluten: Sí.
Platos vegetarianos y veganos: Sí, pero consulta antes.
Mascotas: Sí.
Plaza del Tenis, s/n, Rodalquilar, Níjar, Cabo de Gata, Almería.
No tiene web. Instagram: @lebeche_rodalquilar.
Es el restaurante que desearías tener siempre a mano, y no solo cuando viajas, sino también cerca de tu casa.
Recomendado como “Solete” por la Guía Repsol.
Se come fenomenal a un precio comedido, con una variada carta internacional excelentemente ejecutada, que permite volver varias veces sin repetirse.
El local está decorado con mucho gusto y personalidad, respira arte, más cosmopolita de lo habitual en la zona, que se agradece mucho, creando un ambiente muy acogedor, que invita a la sobremesa y la charla con una buena copa de vino.
Y la guinda es el servicio. Muy empático y pendiente de todo, proactivo pero muy respetuoso.
Un placer en todos los sentidos, de verdad. Imprescindible si estás en Cabo de Gata.
Son múltiples detalles los que denotan el inteligente esfuerzo por plantear una propuesta diferenciadora en la zona, sugerente y viajada, pero lejos de postureos y soberbias habituales en la urbe, sino ofreciendo calidad en todos los sentidos.
Mucho viaje a las espaldas y experiencias para tener claro el camino: después de lo mucho que hemos conocido, vamos a hacer el sitio en el que realmente nos gustaría estar.
Y vaya que lo han conseguido.
Como en la carta, donde se desmarcan de lo típico por aquí (pescados y arroces) para plantear una certera selección de platos siempre sugerentes y apetecibles de diversas cocinas del mundo, eso sí, empezando por el propio Mediterráneo.
En principio pensadas para compartir, por aquello de probar variedad, las raciones son razonables para disfrutar también individualmente, si se prefiere.
Delicioso viaje gastronómico por las coxinhas de pollo, pastela moruna, tajine de albóndigas de ternera, ropa vieja cubana, costillas cantonesas, rape enchilado, bolinhos de aipim con ternera… y platos más cercanos como carrillera de ternera guisada, rabo de toro, pata de pulpo a la plancha, bacalao con salsa marinera…
Y damos fé que esta propuesta multicultural no es un mero reclamo. Ejecutan los platos de maravilla, están deliciosos.
También se nota su dedicación al cliente en la carta del mediodía, en la que sabiendo que quizá apetezca una comida ligera, ofrecen raciones reducidas (y económicas) y propuestas más livianas.
Y cuando llega el frío, amplían con variedad de guisos y platos más contundentes tradicionales de estas tierras.
La carta de vinos también es especialmente interesante, con una personal selección que huye de tópicos para concentrarse en ofrecer calidad a muy buen precio, recorriendo múltiples orígenes y tipos de uva y, algo que siempre nos encanta, priorizando vinos de la tierra muy ricos.
Sorprende la gran cantidad de opciones para tomar por copas, algo nada habitual y que supone un valor añadido.
Además de vinos, ofrecen también algún espumoso y cavas y, especialmente reseñable, una sugerente propuesta de aperitivos para enriquecer la experiencia desde el primer minuto.
Un detalle muy reseñable es que se han involucrado en el proyecto de AguaKmCero©, que permite consumir agua del grifo excepcionalmente filtrada, de buen sabor, en botella de cristal reutilizable, con limpieza garantizada en cada uso.
Un maravillosa iniciativa que permite evitar el uso de plásticos, la contaminación y emisión de gases de efecto invernadero y un gran ahorro energético, a la vez que ofrecen un agua de calidad.
Esperamos que cunda el ejemplo.
La verdad es que me encanta este sitio. Y disfruto observando cómo han sabido sacar el máximo provecho al local y la terraza. Bien podría servir de referente a muchísimo hosteleros.
Con muy pocos elementos (para facilitar amplitud y no sobrecargar el ajustado espacio) pero bien elegidos, han logrado dotar de un encanto singular a cada rincón del establecimiento. Con buen gusto y personalidad.
En interior cuenta con un pequeño comedor para unas 20 personas pero muy bien aprovechado, con una bonita estufa que reconforta cuando viene el frío.
Espectaculares retratos que hipnotizan dan un ambiente propio y provocativo, tanto en la sala como en la terraza. Sí, en la fachada también.
Así, la terraza, que generalmente se deja sin más (como el bar contiguo), aquí han sabido aprovecharla para crear un ambiente propio más sugerente, con espacio para unas 30 personas.
Mesas y sillas de teka, fachada con grandes cuadros, ventilador de techo, grandes bombillas, luz tenue por la noche, maceteros con plantas tropicales en el borde exterior, y la posibilidad de, en caso necesario, echar una persiana natural a modo de pared oblicua, para ganar intimidad con espacio.
En la gloria.
Son múltiples los platos que encandilan.
Desde las verduras escabechadas a la pastela de pollo, el tagine de albóndigas o la carrillera de ternera.
En pescados, el rape enchilado, el curry de gambas o los famosos boquerones Wells de La Tasquilla.
La tarta de zanahoria está deliciosa.
Los boquerones Wells son un original plato de un emblemático restaurante de Rodalquilar que cerró llamado La Tasquilla.
Sus propietarios, Javier Zurutuza y Elena Torres, crearon el plato a partir de una receta que les contó un amigo, el periodista y fotógrafo almeriense Jesús Pozo, pareja de la también periodista Nieves Concostrina.
Tal y como explican ellos mismos con humor, los llamaron “Wells” porque “Pozo” no era muy comercial.
Los boquerones se fríen rellenos con queso tipo Filadelfia y estragón, y los acompañaban con mezclum de ensalada, nueces y aceite de albahaca.
Una exquisitez que los dueños de Lebeche, habituales en su día de La Tasquilla, pensaron que no podía caer en el olvido cuando decidieron cerrar, y pidieron permiso a Javier y Elena para ofrecer ellos el plato y aceptaron gustosamente.
El Restaurante Lebeche es una creación de José, diseñador gráfico de Madrid rebosante de talento, y Rafael, guía turístico oficial de Almería que lo borda en la cocina.
Eligieron el nombre de un viento cálido y seco del suroeste típico del mediterráneo español.
Y decoraron con mucho mimo, personalidad y acierto.
Muchos de los retratos de las paredes son resultado de un proyecto fotográfico de José, basado en la obra “El Público” de Federíco García Lorca. Una de las obras más complejas y profundas del genio granadino, perteneciente a su “teatro imposible”.
El gran cuadro que preside la sala también surge de su creatividad a partir de un relato corto que ideó con los nombres de los vinos de la carta.
Ya digo, talento por doquier.
Llevan solo desde 2017 y día a día se están haciendo un hueco de honor ya no solo en Cabo de Gata, sino en toda la provincia.
Rodalquilar es uno de los pueblos emblemáticos de Cabo de Gata, ubicado a medio camino del Parque Natural, por lo que es bastante accesible desde cualquier punto.
Al estar separado de la costa mantiene un ambiente más tranquilo que el resto de centros turísticos y está muy volcado en el mundo del arte.
Es pequeño y muy sencillo de recorrer. En su calle principal, en el extremo más cercano a Las Negras, se abre la pequeña Plaza del Tenis donde se encuentra el Restaurante Lebeche junto a otros dos establecimientos más.
Fotos: Iñigo Quintanilla (Best Rural Spain).
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